Autor: Nathaly Albán, estudiante del noveno semestre de la carrera Ciencias de la Comunicación de la USGP
41 semanas, de amor, emoción, nervios y de todo un poco que puede sentir una mujer embarazada.
Desde el primer momento que escucho la palabra positivo, esta mujer abrazo a su esposo y le susurró al oído que lo amaba y que el bebé que viene en camino es el fruto de este amor.
Era todo lo que faltaba para que esta pareja sintiera la verdadera felicidad en un hogar.
Los tres primeros meses estuvieron pendientes de ella, que se alimentará adecuadamente, tomará los medicamentos que el doctor recetaba, que estuviera en descanso, para que nada afectará la salud de la madre y de su bebé.
Aunque no fueron fáciles, porqué quiso retirarse de sus estudios universitarios para cuidar mucho de su embarazo.
Pero gracias a Dios ella mejoró, tuvo mas fuerzas para continuar en su vida cotidiana.
Su esposo afirma, que todo esto lo logró con la ayuda de su familia, de su mamá que en realidad es su abuela, de sus amistades que la consideran y sobre todo el amor que el esposo brindó a esta mujer guerrera.
Luego de estos 3 meses de náuseas, mareos, miedos, todo iba marchando bien para mamá.
Acompañado de la emoción de saber el sexo del bebé. Stefania amiga de está pareja, detalla con una sonrisa en su rostro «Hay Dios que alegría sentían estos tortolitos, el hermano Melki Macías, mis amigas, la prima, y demás familiares».
Stefania recuerda que la fiesta del sexo del bebé, fue una tarde calurosa, estresante, emocionante para todos quienes acompañaban a esta joven pareja.
Luego de un par de horas organizaron el lugar dónde iban a revelar el sexo del bebé, fue algo tan rápido que todos pusieron su granito de arena, para qué quede como esta parejita y sus acompañantes querían.
Al final todos ansiosos de sabe el sexo del bebé, porqué los únicos que sabían del sexo del bebé era, Stefania y Marile prima de la embarazada.
Quienes estuvieron con esta joven pareja en ese momento jamás se olvidarán esa sonrisa que reflejaban en su rostro.
Fue en el momento que tomaron el globo misterioso, los dos tomados de la manos, la chica con una sonrisa que sonrojaba sus mejillas y su esposo mirándole a los ojos tratando de decirle que es lo mejor que le ha pasado en la vida.
Después de varios intentos por reventar el globo, lo lograron, ese momento fue tan especial para ellos y quienes compartían la alegría de los futuros papis.
Al ver y saber que era lo que esperaban, él la abrazó, la besó y juntos gritaron «ES NIÑA». Para todos era una felicidad, porque cada uno de ellos querían que fuera niña.
Cumplió sus 6 meses, el segundo trimestre de embarazo, todo marchaba bien. Deseando que llegara el gran día de tener a su bebé en sus brazos.
A sus 8 meses de embarazo, celebró el «baby shower» de su progenitora, como toda madre primeriza celebrando cada detalle para la llegada de la princesa.
Gran día llegó, sábado 28 de diciembre, a las 03h00 se le revienta el agua fuente, su familia con nervios, felicidad la llevan al hospital dónde se realizaba los controles mensuales.
La recibieron en el hospital, para realizarle un parto normal,
pero desde que ingresó al hospital hasta el día siguiente a las 18h00, el esposo recién pudo verla, besarla y felicitarla.
Antes de ingresar, se imagino que la encontraría con un rostro esbelto, pero no, fue en un cuadro drástico, que jamás pensó verla de esa manera, estaba pálida, fría, cansada, que lo único que le dijo pudo decirle «que se había ido en hemorragia».
Luego de un par de horas le informan a los familiares que la paciente había empeorada, que tuvieron que operarla por la hemorragia que presentó y necesitó ser entubada e ingresar a UCI (Unidad de Cuidados Intensivos).
Su familia al escuchar eso, solo clamó a Dios que la salvará. Su esposo, el hermano Melki y su mamá (abuela) nunca la dejaron sola en el hospital, estuvieron hay presente, pendiente de cada situación, o información que emitían los doctores.
La noche del 31 de diciembre, el único deseó que pidieron la familia y sus allegados fue la salvación para esta joven madre.
Recibieron su año nuevo en las sillas de la sala de espera de un hospital, con la única esperanza de recibir noticias positivas.
El 1 de enero ya las esperanzas decaían para algunos, pero para otros había una esperanza de salvación.
Desde la tarde ya rumoraban que ella había fallecido pero nada era confirmado, solo eran chismes de pasillos, así lo detalló Kelvin.
Hasta que a las 22h00, confirmaron su muerte. Algo que nadie se lo esperó, porqué ella se encontraba bien antes de estar embarazada, durante su embarazo y al ingresar al hospital dónde la entregaron sin vida.
La chica que se detalla es Génesis Macías Moreira de 25 años de edad, con residencia en la ciudad de Portoviejo.
La que los medios de la prensa escrita, radio y tv, han estado hablando últimamente, no sé hasta que tiempo lo harán, pero lo que sí sé que para su familia y sus amigos siempre lo hablarán hasta el día que se haga justicia por está negligencia médica.
Génesis Macías, luchó hasta lo último por su vida para estar con su hija y su esposo. Cumplir los sueños que tenían que realizar en familia.
Su amiga Stefania escribió, «por una negligencia médica, cortaron sueños, anhelos, metas; dejando a una familia destrozada, un esposo e hija sin el pilar fundamental.
La muerte de mi amiga no debe de quedar solo en los pasillos del Hospital Regional Verdi Cevallos Balda De Portoviejo , se debe de hacer justicia. Que aprendan los doctores que con la vida no se juega, si se preparan es para salvar vida, no para matar.
Es entendible cuándo el paciente ha presentando un cuadro de gravedad desde el principio y sabiendo los familiares que puede pasar cualquier cosa, pero ese no fue el caso de mi amiga…», con esta parte de texto culmina el último adiós de su amiga en redes sociales.