Para muchas personas las figuras a las que se les rinde culto en el catolicismo son incapaces de generar ningún hecho asombroso, solo el de existir, únicamente, como imagen.

Sin embargo, en Manabí, la cantidad de esas personas es reducida, ya que el gran porcentaje de sus habitantes son católicos, y precisamente gracias a eso, se debe que en su mayoría las festividades tradicionales de cada año, sean religiosas.

En Montecristi, específicamente, la fe que se palpa hacia la Virgen de Monserrate, es monumental.

Jorge Cedeño es un historiador montecristense, devoto también de la patrona de su cantón, él con mucho respeto y veneración en sus palabras recuerda cómo la Virgen llegó a su tierra: “La imagen de la virgen fue un obsequio del Emperador Carlos V, destinada para Lima (Perú) y la de Santa Rosa para Montecristi. Sin embargo, debido a una intervención divina las imágenes se intercambiaron.”

Según el historiador, las figuras llegaron juntas en un bergantín español, habiéndose desembarcado la imagen de Santa Rosa para venerarla en Montecristi. No obstante, al día siguiente, al zarpar el barco con destino a Perú y después de haber navegado todo el día y la noche, el transporte amaneció nuevamente en la rada de Manta, continuando con ese prodigio, algunos días; hasta que la tripulación dedujo, como solución, el cambio de la imagen.

Es decir, dejando a la Monserrate en Manta para ser trasladada a Montecristi y embarcando la de Santa Rosa, que sería llevada a Perú.
La leyenda que cuenta su ubicación en la Basílica, así como la historia de su llegada, es bastante peculiar. Cedeño narra que hace mucho tiempo llevaron a su ciudad por primera vez a la Virgen de Monserrate para ser ubicada en un templo que construirían en su honor.

Los habitantes locales decidieron que el lugar más propicio para edificar dicho templo era el sitio Cárcel y decidieron llevar la imagen a ese lugar, después de eso empezó a suceder algo que ninguno esperaría: por las noches la imagen de la Virgen desaparecía misteriosamente y aparecía al siguiente día en el lugar donde actualmente se encuentra ubicada la Basílica.

Los pobladores, al percatarse de tal fenómeno que se repetía día a día, comprendieron que el lugar elegido por la Virgen como residencia definitiva era aquel en el que actualmente se aloja y procedieron a realizar el desbroce de la maleza que había en el sitio, encontrándose con toda la madera aserrada que se necesitaba para la edificación del templo. Los montecristenses consideraron a este evento como un milagro de la divina Virgen de Monserrate.

En Montecristi, se celebra anualmente entre el 16 y 21 de noviembre, a la patrona de su cantón: La Virgen de Monserrate.

Son miles los fieles quienes asisten a estas festividades, no solo de la ciudad, sino que feligreses de otros lugares del Ecuador, e inclusive de fuera del país, no pierden la oportunidad de arribar a venerarla.

La actividad que más acogida recibe durante sus días de celebración, es la procesión, en la que los creyentes participan para rendir honor, para agradecer y/o por penitencia.

El padre Marcelo García, el actual sacerdote de la Basílica, comenta sobre los antecedentes de esta caminata:

“Los testimonios ya hablan de entorno a los años 50 que ya había procesiones, yo creo que antes. Yo creo que había antes ya estos hechos religiosos como procesiones, pero así documentado con fotografía y todo, ya en eso de los años 40 o 50 hay testimonios de procesión donde se sacaba la imagen de la Virgen en Montecristi.”

A pesar de que la procesión es un elemento importante dentro de la festividad, al coincidir con sus fiestas patronales, son un considerable número de personas las que organizan y son bastantes las acciones a ejecutar; entre ellas colaboradores, voluntarios, permisos, planes de contingencia, etc.

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