Autores: Leonardo Cuenca Barberán, Eduardo Giler, Madeleine Mora, Cristina García y Kevin Olivo, estudiantes del quinto semestre de la carrera de Comunicación de la USGP
Llegar por primera vez al sitio La Boca de San Jacinto es enamorarse a primera vista. Es en la primera cita querer ir más allá y sumergirse en la naturaleza. Es tocar el mar, besar el viento y quedarse contemplando el paisaje.
La Boca de San Jacinto, es conocida así, por ser la desembocadura del río Portoviejo en el océano Pacífico. Son 50 hectáreas de un ecosistema que acoge una diversidad de flora y fauna que la convierten en una zona única de Manabí. El manglar es el principal atractivo.
El recorrido sobre un sendero de madera te permite apreciar en primer plano la majestuosidad que irradian sus mangles, fauna y flora. Con un hábitat bien cuidado y limpio, “La Boca” es un espacio de paz y relajación para propios y extranjeros.
Entre los cantones Sucre y Portoviejo, se encuentra este maravilloso lugar que separa la parroquia Charapotó y Crucita. En éste podemos observar un mangle blanco, iguanero, rojo y piñuelo como flora, además de una gran biodiversidad de especies.
En la fauna podemos encontrar aves propias y migratorias, entre las que se destacan los pelícanos, fragatas, anhinga, cormorán o cuervo de manglar, garceta azul, garzón cocoi, garcilla tricolor, guaco, garcilla bueyera, garcilla coroniamarilla, gallinazo cabeza negra y roja, águila pescadora.
Estas especies pueden ser observadas durante un recorrido hecho por los pescadores de la comunidad en pequeñas canoas.
Según el Ministerio del Ambiente (MAE), en La Boca se han registrado alrededor de 50 especies de aves que, incluso, tienen sus nidos construidos entre las hojas y los arbustos. También conviven los cangrejos y las iguanas.
Con una temperatura promedio de 24 a 28 grados centígrados los visitantes podrán apreciar cómo las iguanas se pasean en las ramas de los mangles. Pero si la marea está alta, puedes recorrer el manglar en canoa o aprovechar los senderos que se encuentran en el acantilado para visitar el bosque seco tropical donde prevalecen especies de cactus y el palo santo.
Acciones tomadas
Richard Rodríguez, comisario municipal de la parroquia Charapotó, expresa que en la administración actual se han propuesto mantener este espacio en óptimas condiciones. Debido a esto, es que cuando llegas a este paraíso oculto, se despierta en ti unas ganas incansables de vivir una aventura que no tenga fin.
El cauce que adorna este manglar te abraza entre sus aguas dulces y saladas, pero no todo es color de rosa. Las aguas que recorren La Boca son contaminadas y no precisamente por lo habitantes nativos.
La basura que arriba a estas aguas proviene de Jipijapa, Santa Ana, Rocafuerte y Portoviejo y para combatir esta contaminación existe hace dos años, una Asociación de Jóvenes Emprendedores “Manglar La Boca”, donde 100 jóvenes de San Jacinto de Charapotó incursionaron en la preservación del manglar La Boca y se encargan de mantener limpia y en buenas condiciones el lugar.
En el manglar ya existen especies en extinción como la concha negra, el cangrejo azul. También existe una gran disminución de peces. Además de la ordenanza, los moradores del sector solicitan a las autoridades que se inicie un programa de concienciación y capacitación para evitar más daños ecológicos en la zona.
Para mantener la armonía y el rico aroma que te envuelve apenas te adentras en él, se ubicará una malla de PVC para que todo residuo contaminante que ingrese se acopie en ella, posteriormente la basura recolectada en esta malla será evacuada por maquinaria pesada facilitada por el GAD parroquial.
La vestimenta que hoy en día luce este manglar es gracias a la reforestación efectuada por los jóvenes emprendedores. Posee largas y bellas ramas que en el rostro de una mujer se define como pestañas, una sonrisa hermosa que son sus aguas y un cabello largo y brillante que representa su hermosa vegetación verdosa.
Para celebrar este lugar se pretende realizar un desfile náutico y de esta manera generar más turismo, que más personas conozcan la pureza de La Boca, que se enamoren como lo hizo Romeo de Julieta.